Posiblemente junto con la harina de escanda (espelta), la harina de maíz sea una de las más utilizadas en la gastronomía de Asturias. Hoy soy Natalia la que está al otro lado y me voy a tomar la libertad de «barrer» un poquito para casa 😉 Como os decía, escanda y maíz son dos de nuestras harinas fetiche. El cultivo de la escanda es uno de los más antiguos de Europa. Y del maíz, se tienen noticias desde el siglo XVII. Antiguamente era rara la familia que no destinaba parte de sus tierras al cultivo de ambos. Y por supuesto, en todas las casas había un horno de leña del que salía el pan de la semana.

Con la harina de maíz preparamos pan, boroña (algo parecido a una empanada rellena de carne) y tortos, una especie de «tortitas» y que quizás sean los más conocidos por todos los que nos visitan. Aunque antiguamente solían prepararse únicamente en época de matanza, hoy en día y gracias a la labor de nuestras guisanderas, se encuentran en cualquier restaurante de cocina tradicional asturiana. Os puedo asegurar que hay vida más allá del cachopo.

El pan de maíz tiene una miga muy suave. Suelen ser panes que no suben mucho. Y bastante aromáticos. Son perfectos para acompañar embutidos y por supuesto nuestros quesos. Somos la región Europea con más variedad de quesos. No es por presumir, pero contamos con 42 variedades de quesos artesanos, de los que 4 lucen el distintivo de la Denominación de Origen.

El pan que os traemos hoy es muy sencillo. Y estoy segura de que os encantará. Es una receta adaptada del libro Panes Caseros.

Ingredientes:

• 250 gr de Harina de Maíz (no confundir con Maizena)
• 250 gr de Harina Panadera (es mi favorita)
• 10 gr de levadura fresca de panadería
• 1/2 cucharada (tbsp) de sal
• 290-310 ml de agua
• un poquito de sémola para espolvorear

Elaboración:

1. En un bol, mezclamos los dos tipos de harina y desmigamos la levadura fresca. Mezclamos bien y añadimos sal.
2. Poco a poco, vamos incorporando agua. No la añadiremos de golpe por si no la necesitamos toda. Amasamos durante 10 minutos hasta que tengamos una masa lisa y elástica.
3. Engrasamos ligeramente un bol y colocamos la masa dentro. Cubrimos y dejamos reposar hasta que doble su tamaño, entre 1 hora y 1 hora y media.
4. Pasado el tiempo de reposo, amasamos la masa ligeramente. Cortamos en tres partes, dándoles forma de barra y luego trenzamos. Colocamos la masa sobre la bandeja de horno, cubierta con papel de horno y enharinada. Cubrimos y dejamos reposar de nuevo entre 1 hora y 1 hora y media.
5. Precalentamos el horno a 220º. En ese momento metemos también una bandeja en la que podamos añadir agua.
6. Justo antes de hornear, humedecemos ligeramente (y con mucho cuidado) la superficie del pan y espolvoreamos con un poco de sémola.
7. Metemos el pan en el horno y vertemos un poco de agua en la bandeja que habíamos metido antes.
8. Cocemos a 220º unos 35 minutos.
9. Retiramos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Espero que os animéis a prepararlo. Con él ligeramente tostado, podréis preparar unos sandwiches deliciosos.

Natalia y Gloria.