Tranquilos todos. No penséis que el traductor de Google os ha jugado una mala pasada, que aunque es algo habitual hoy no es el caso. Habéis leído bien: Shichimi Togarashi. Y sí, tal y como estáis pensando, parece y es japonés. Pero no hace falta que os iniciéis en el ritual del Hara-Kiri, ni significa que vayáis a necesitar un Kimono para preparar el pan que os traemos hoy. Aunque si os apetece, no seré yo la que os lleve la contraria. Los hay tan bonitos, que es una opción que no descarto 😉
A estas alturas os habréis dado cuenta de que a este par de rebanadas nos encantan los viajes. Ya sean de cuerpo presente o virtuales a través de nuestras recetas. Hoy nos vamos un poquito más lejos de lo habitual, a Japón. Porque necesitaremos una mezcla de especias: shichimi togarashi. Al final de la entrada de hoy habré conseguido que lo repitáis de carrerilla.
¿Y qué es? Pues el shichimi togarashi (o chile de siete sabores) es una mezcla de siete especias: guindilla, sésamo blanco y negro, piel de naranja, alga nori en polvo, pimienta de sichuan y jengibre. Es muy utilizada en la cocina tradicional japonesa. Y por suerte, cada vez más en la occidental.
Aunque la podéis preparar vosotros mismos, cada vez es más fácil encontrarla ya lista. Podéis comprarla en restaurantes japoneses y en tiendas especializadas. Claro que siempre puede ser la excusa perfecta para organizar un viaje y probar las que de verdad se hacen en su lugar de origen.
Ingredientes:
- 330 gr de harina de todo uso
- 220 ml de agua
- 1 + 1/4 cucharadita (tsp) de levadura seca de panadería
- 30 gr de mantequilla fundida
- 1 cucharadita (tsp) de cardamomo molido
- 1 cucharada (tbsp) de sésamo negro
- 1/2 cucharada (tbsp) de Shichimi Togarashi
Elaboración:
- En un bol, ponemos harina, levadura y especias. Mezclamos bien. Agregamos la mantequilla fundida.
- A continuación, vamos añadiendo agua poco a poco, por si no la necesitamos toda. Debemos tener una masa bastante hidratada, pero con la que podamos trabajar.
- Amasamos unos minutos. Formamos una bola y dejamos reposar dentro de un bol, cubierta y en un lugar cálido, hasta que haya doblado su tamaño.
- Cuando esté lista, amasamos ligeramente. Le damos forma alargada y colocamos dentro de un molde de unos 20 cm de largo. Mejor si lo hemos forrado con papel de horno. Cubrimos y dejamos reposar de nuevo hasta que doble.
- Horneamos a 200º durante unos 35-40 minutos. Estará listo si al dar unos pequeños golpes en la base suena hueco.
¿Una idea para un relleno? confit de pato y manzana. Y os lo digo porque ese ha sido un sandwich que ha recibido premio 😉
Nos vemos el miércoles.
Natalia.