Abres la nevera y te das cuenta que el tarro de cristal en el que guardas ese preciado tesoro que es tu mantequilla de cacahuete casera está prácticamente vacío. Lo primero que se te viene a la cabeza es pensar en que te toca otro fin de semana de pelar cacahuetes durante hora y media. Lo segundo, que algo interesante hay que hacer con ese resto que queda y que no da para untar la superficie de toda una rebanada de pan, menos aún para un sandwich.

Un momento.

Eso de que no da para un sandwich es relativo. Si tiramos de imaginación, y de eso en este blog tenemos para dar y regalar, con ese resto de nuestra querida mantequilla de cacahuete podemos preparar algo interesante. Potente y algo calórico, pero resultón. Y como estamos a las puertas del fin de semana démonos un capricho en forma de sandwich dulce. Con fruta, para disimular y engañar por segundos a nuestra conciencia ;).

Ingredientes

• 2 rebanadas de pan de molde a nuestra elección (en este caso Bimbo rebanada para tostadas)
• Mantequilla de cacahuete (MC. Si los americanos llaman PB a su Peanut Butter, nosotras igual)
• Nutella
• Media manzana Gala
• arándanos

Elaboración

1. Lavamos y descorazonamos la manzana. Cortamos por la mitad quedándonos con dos aros de manzana, los de la parte más ancha.
2. Estos aros los untamos con la mantequilla de cacahuete.
3. Cogemos un cortador circular de galletas, o un vaso de cristal o copa con borde fino, a ser posible de un diámetro parecido al de la manzana y cortamos las rebanadas de pan.
4. Las untamos con Nutella o Nocilla.
5. Sobre una de las rebanadas ponemos uno de los aros de manzana untados con la MC y sobre él colocamos unos arándanos.
6. Cubrimos con el otro aro de manzana también untado de MC.
7. Cerramos el sandwich con la rebanada restante también untada de Nutella o Nocilla.

Poco más que decir, tan sólo que fue una manera estupenda de disfrutar al máximo el resto de mantequilla de cacahuete que me quedaba, y de comprobar, una vez más que la combinación de Nutella o Nocilla con la MC casera es un auténtica perdición.

NOTA: En efecto, esos arándonos son todo menos frutos rojos. Dos tarrinas me traje donde la maduración de los arándanos brillaba por su ausencia. Ricos estaban, pero no muy dulces. Es lo que tiene no vivir cerca de un sitio donde se cultiven estas pequeñas maravillas y tengas que comprarlas sí o sí en una gran superficie donde unas veces traen los arándanos de algún punto de la geografía nacional y en otras, de allende los mares.

Pasadlo bien el fin de semana, nosotras volvemos el lunes.

Gloria.